Diversos
estudios científicos han demostrado que una correcta alimentación es el primer
paso para evitar la aparición de la tan temida halitosis. Empezando por la
realización de cinco comidas diarias poco abundantes en lugar de tan solo dos o
tres muy abundantes. La falta de alimentos en el estomago es la responsable en
muchos casos del mal aliento. Otros estudios señalan a la falta de Vitamina B
como origen de la halitosis, por lo que la ingestión de alimentos ricos en
Vitamina B nos ayudará a prevenir o paliar la halitosis, entre estos alimentos
se encuentran los cereales integrales, los frutos secos o las verduras además
de otros muchos. Otros alimentos que inhiben la halitosis son aquellos que
contienen clorofila ya que refresca la boca y proporciona un buen olor, por ese
motivo la incluyen en su composición muchos enjuagues bucales. Aquí aparece la
manzana, que además de contener grandes cantidades de clorofila es un “cepillo
de dientes” natural.
En el otro
extremo podemos clasificar los alimentos que producen halitosis y que por lo
tanto hay que tratar de evitar si ya hemos detectado este problema. Los
principales enemigos del “aliento fresco” son el ajo, la cebolla, los productos
lácteos (especialmente los quesos curados) y las bebidas alcohólicas.
Independientemente
de la alimentación el cepillado de los dientes y el enjuague de la boca son las
principales armas para combatir el mal aliento.
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